una persona que intenta ser como alguien más o encajar en un grupo particular de personas (Traducción tomada del Diccionario Oxford).
Todos llevamos un wannabe dentro y en algún momento de nuestras vidas ese wannabe interno puede salir de su guarida y mostrarse al mundo entero. Todos, absolutamente todos, estamos expuestos, nadie está exento y el riesgo es latente.
Cito a Fernanda de la Torre en su 'Querer no es poder: la invasión de los wannabes':
(...) Del wannabismo no se escapa nadie. Todos en algún momento somos, hemos sido o seremos wannabes. (...) cuando tú odias a un wannabe, es porque o lo eres o estás muy cerca de serlo.
Damn! después de leer las líneas anteriores, el iniciar un blog que ostenta como título "fuck you wannabes" me pone a pensar seriamente si soy uno más de ellos o estoy en proceso de conversión... ¿lo ven? nadie está exento, absolutamente nadie...
Ser wannabe y querer imitar algo que no somos involucra muchas cosas, desde la forma en la que hablamos, la forma en que nos vestimos, los lugares que frecuentamos, lo que comemos, las cosas que hacemos. Es como los típicos 'weyes fresa' que sienten que ir a una universidad privada (UVM, UNITEC, Uetc...) los hace más que los demás y les da un estatus diferente; el típico wey que por andar en carro se siente galán y acaudalado; el típico wey que por tener un iPhone 3GS del año del caldo (el cual están pagando a infinitas mensualidades) siente que tiene el 'súper varo'y que es 'súper moderno' o la típica chica que toma té chai Starbucks porque es 'in' (aún cuando todos los verdaderos amantes y conocedores del té chai saben que el de Starbucks es nefasto) y que por cierto, es la misma chica que pasea con bolso Louis Vuitton (favor de pronunciar "Lui Vui-ton") en brazo cuando sabemos que no tiene más de 30 mil pesitos para comprarse uno y que indudablemente se trata de una mera y barata imitación; o la típica chica (que bien podría ser la misma del té chai y de la bolsa) que se mata de hambre para poder ser delgada como las modelos de las revistas; o el wey que creer que por comprar en una tienda departamental (llámese Liverpool o Palacio de Hierro) adquiere un aire de millonario... y así podría seguir con una lista infinita de claros ejemplos del wannabismo en el que vivimos.
En una sociedad clasista y elitista como la sociedad mexicana, lo wannabe es el pan de cada día. En algún momento de nuestras vidas hemos cometido o cometeremos uno de esos pecados wannabe para aparentar ser alguien diferente a quienes somos en realidad y dar una falsa impresión ante la gente... ¡que tire la primera piedra quien esté libre de pecado!
¿Quién no aspira a ser más? ¿Quién no desea vivir rodeado de lujos? ¿Quién no desea tener una colección de flamantes autos deportivos? ¿Qué chica no fantasea con tener un walking closet forrado de prendas de los mejores diseñadores? ¿Quién no desea tener propiedades en cada rincón del mundo? ¿Quién no sueña con la fama y el poder? Seguramente muchos (si no es que casi todos). Sin embargo, las verdaderas preguntas son y deberían ser: ¿De verdad necesitamos tener todo eso? ¿de verdad queremos ser alguien más? ¿de verdad es más importante lo que aparentamos ser o tener que lo que realmente somos y tenemos? ¿de verdad necesitamos llegar a ser alguien poderoso, famoso y multimillonario para poder estar conformes con quienes somos y alcanzar la felicidad dejando el wannabismo atrás? Mi respuesta es definitiva es no.
Tercera llamada. ¡Comenzamos!
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